En un estudio publicado ayer en “Nature Microbiology”, expertos de la Universidad de Maryland, dirigidos por el profesor Brantley Hall, revelaron el hallazgo de la enzima.
“El descubrimiento finalmente desentraña el misterio del color amarillo de la orina. Es increíble que un fenómeno biológico cotidiano no tuviese explicación durante tanto tiempo y nuestro equipo está encantado de poder explicarlo”, declaró Hall en un comunicado.
El equipo de la casa de estudios indicó que cuando los glóbulos rojos de la sangre se descomponen tras unos seis meses de existencia, se produce un pigmento biliar de color amarillo anaranjado llamado bilirrubina. En el intestino, los microbios crean la enzima bilirubin reductase para convertir la bilirrubina en un compuesto incoloro denominado urobilinógeno, que se degrada de forma espontánea en la molécula urobilina.
“La urobilina es finalmente la responsable del color amarillo que todos conocemos”, añadió Hall.
Pero más allá de responder a una curiosidad que ha intrigado a generaciones, el descubrimiento de bilirubin reductase también puede facilitar la investigación del papel que el microbioma del intestino juega en la aparición de enfermedades como la ictericia y la inflamación intestinal.
Cuando la bilirrubina, que es segregada en el intestino para su posterior excreción, es absorbida en exceso en el flujo sanguíneo tiene el potencial de causar ictericia, enfermedad que hace que los ojos y la piel presenten un color amarillento.
El equipo de investigadores también descubrió que, aunque bilirubin reductase está presente en casi todos los adultos sanos, a menudo los recién nacidos y los individuos con enfermedad inflamatoria intestinal carecen de esta enzima.
Otro de los autores del estudio, Xiaofang Jiang, declaró que tras identificar la enzima se puede investigar cómo bacterias intestinales afectan los niveles de bilirrubina y enfermedades como la ictericia.
Además, el microbioma intestinal ha sido relacionado con otras enfermedades como alergias, artritis y la psoriasis (una enfermedad inflamatoria crónica de la piel), por lo que el impacto del descubrimiento del origen del color amarillo de la orina puede ir más allá de la simple anécdota.